Agua y barro

Es el momento de soltar el abrazo porque el fango nos atrapó, nos robó futuros, nos regaló la muerte con sabor a barro y ausencia.

Se clavan en el cielo ojos que esperan la carrera que sana, la risa que cura y el abrazo que calman, un suspiro, una letra, un inicio, el cierre y el ya fue, el recuerdo que ilumina y acompaña.

Permitir que otras manos sostengan nuestro cansancio magullado, manos que atrapan y entierran los cristales de los sueños quebrados, para que tu alma no se corte con los restos del desastre.

Y es de valientes permitir que las lágrimas secas por el dolor, arañen las mejillas y mojen el consuelo. Saber que el dolor es real, que se cuela en el aire que respiramos y en los sueños a sobresaltos.

Existe un espacio pequeño y tranquilo, cálido y seguro, donde acomodarnos, tomar aliento y sentir, que todo pasará, que podremos sujetar la esperanza y recordar en el hoy el ayer, de pasear con el recuerdo y dar paso, a senderos nuevos.

Imagen de mi archivo personal.

4 respuestas a «Agua y barro»

  1. «Y es de valientes permitir que las lágrimas secas por el dolor, arañen las mejillas y mojen el consuelo.»

    Es de valientes, Joaquina. De muy valientes. Es de héroes, de heroínas. De supervivientes.

    ¡Cómo no agradecerte hasta el infinito que nos lo recuerdes!

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