Hablo de ese silencio, el que anticipa que algo va a suceder, cuando el miedo y el frío recorre tu espalda. La tensas.
El corazón se para, no respira y de pronto galopa, aprietas los puños y esperas el horror.
Horror envestido de golpe, de chirrido de ruedas, tu cuerpo se vuelve ajeno a las leyes de la gravedad, flota y de repente, olor a hierro que brota de la sangre.
El cuerpo inmóvil que ya no respira y tú, ahí.
Silencio… gritos, ruido y ruido, la gente pide ayuda y corre.
Y tu, silencio.
