Te observo vencida sobre la almohada, dulce y agotada. Tus manos reposan cruzadas, en calma acompañando el vaivén de tu pecho.
Freno mi deseo de colocarme a tu lado, mientras la fiebre impide que tus piernas dancen.
Estoy asustada ahora, así quieta sin moverte me inquieto. Me conmueve verte aquietada, febril y abandonada al cuidado que te podemos dar.
Se acaba el tiempo de visita. Me resisto a marchar … estornudas y me miras.
Hasta mañana te susurro, mientras tus párpados se abandonan y se vuelven a cerrar.

Esta vez soy yo la que te manda un abrazo de Osa gigante…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracia.. amiga
Me gustaLe gusta a 1 persona